sábado, 13 de marzo de 2010

El País de Las Sombras (capítulo 4)

 "...
   Los carteles se desvanecieron. Ahora estaba en una habitación oscura, llena de muebles extraños. La nieve golpeaba las ventanas como si arrojaran arena. Danny sentía la garganta seca, le escocían los ojos y el corazón martilleaba su pecho. En el exterior se escuchaba un ruido hueco, retumbante, como el de una puerta espantosa que se abre bruscamente de par en par. Luego ruides de pasos. Al otro lado de la habitación había un espejo, y en lo más hondo de su burbuja de plata aparecía una palabra escrita en fuego verde, y esa palabra era REDRUM.
...
   Percibió el crujido de la madera al partirse. Luego un rugido de satisfacción y rabia. ¡REDRUM! ¡Ya viene...! Recorriendo la habitación, sin rumbo... arrancando los cuadros de las paredes. Un tocadiscos... ¿el tocadiscos de mamá? Está en el suelo. Sus discos, Grieg, Händel, los Beatles, Art Garfunkel, bach, Liszt, desparramados por todas partes, rotos hechos pedazos. De pronto un rayo de luz surgiendo desde otra habitación, desde el cuarto de baño, una luz blanca y cruda, y una palabra parpadeando, encendiendose y apagándose en el espejo del botiquín, como un ojo de color púrpura. ¡REDRUM! ¡REDRUM! ¡REDRUM! 
   -¡No! - Susurró-. ¡No, Tony, por favor...!
   E inerte, pendiendo por encima del labio blanco de la bañera, una mano... un lento hilo de sangre resbalando por uno de los dedos, goteando sobre los azulejos desde la uña cuidadosamente manicurada...
..."

El Resplandor
Stephen King

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